BIENVENID@S

Hola a tod@s, este blog está pensado para todas aquellas personas que estén muy muy de los nervios, y quieran seguir paso a paso mi evolución en este período de mi vida caracterizado por tres factores: SOLTERÍA, HISTERIA Y FAMILIA.

Asistiréis a mis visitas al psicólogo y os iré informando si realmente merece la pena dejarse la pasta en alguien que se limita a escucharte y que podría ser perfectamente tu mejor amiguísssssima con la salvedad de que después del café te pide dinero.

Espero que os guste. Cualquier sugerencia, no tenéis más que expresarla.
Junt@s lograremos superar esta crisis de nervios.

domingo, 24 de febrero de 2008

UNA SOBRE HEROÍNAS DE LO COTIDIANO: CARMEN ALBORCH

Estaba yo pensando en cómo podía pasar esta aburrida tarde de domingo, cuando de repente me ha vuelto a pasar. Hacía tiempo que no me ocurría, pero esta vez los síntomas han sido demasiado evidentes. No había duda. Los deseos de desprenderme de mis absurdas zapatillas, de esas para estar por casa, las de cuadros de toda la vida, y calzarme unos taconazos de 5 centímetros han precedido a las ganas súbitas que me han entrado de ponerme el mejor de mis vestidos y perfumarme con una fragancia francesa made in China. He sufrido un ataque de glamour.



Y es que, sin yo desearlo, he empezado a recordar a Doña Carmen Alborch, la insigne ministra de Cultura que convirtió el aburrido elenco electoral en todo un alarde de elegancia, simpatía y sobre todo, originalidad. Y eso que no lo tenía fácil. Su cartera era sin duda una de las que menos presupuesto tenía y ya se sabe que la cultura en España es a veces como predicar en el desierto, pero a ella le dió igual.



Una diva como ella, que se atrevió a posar con sus demás colegas ataviada con un mechón de pelo azul eléctrico, que respondía a los medios de comunicación como si de una embajadora de paellas valencianas se tratara, enfundada siempre en vestidos de colores imposibles reveladores de su levantina identidad, se merecía, cómo no, un homenaje en toda regla en este mi blog.



Lo dicho, hoy me ha dado por pensar en las mujeres como ella que afrontan la vida con una sonrisa, aunque sea de cara a la galería, porque, quién sabe, a lo mejor nuestra querida ex-ministra era en realidad un alma atormentada en su fuero interno, pero eso no importa, sólo cuenta la superficie tan maravillosa y tan chic con la que ella sujetaba su maletín justo antes de entrar a trabajar.



Ustedes me acusarán de sentimental, lo sé, de quedarme sólo con los detalles vacuos de su persona sin ni siquiera cuestionar cómo fue administrada la cultura española durante su cargo, pero es que esa señora me parece un ejemplo a seguir. A veces siento incluso envidia. No lo puedo evitar.



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